La menopausia se define como el cese permanente de los periodos menstruales. Sin embargo, los síntomas de la menopausia pueden empezar antes del cese de la menstruación y extenderse durante varios años.1
La perimenopausia, la transición desde el periodo reproductivo al primer año de la posmenopausia, se asocia a la aparición o molestia de los síntomas. Esto es debido a cambios neuroquímicos en el sistema nervioso central, que se asocian a síntomas vasomotores (SVM), trastornos del sueño y depresión.1
Otros síntomas pueden incluir cambios corporales asociados a cambios cardiometabólicos, alteraciones musculoesqueléticas, atrofia de la piel y urogenital, disfunción sexual, osteoporosis y sarcopenia.1
Los síntomas de menopausia no solo tienen un efecto significativo sobre la calidad de vida, además se asocian al inicio de condiciones crónicas, siendo predictores de riesgos futuros para la salud.1
Los síntomas de la menopausia más molestos y que son el principal motivo de consulta durante la transición a la menopausia son los sofocos y los sudores nocturnos, también conocidos como síntomas vasomotores (SVM).2
Los sofocos se caracterizan por una repentina sensación de calor intenso en la parte superior del cuerpo, particularmente en la cara, cuello y tórax. Los episodios de SVM duran normalmente de 1 a 5 minutos, y pueden acompañarse de sudoración, escalofríos, ansiedad y palpitaciones. Sin embargo, la experiencia individual varía.3
Los estrógenos disminuyen durante la menopausia. Entre los efectos de este descenso se encuentran la atrofia vaginal, el envejecimiento de la piel, la osteoporosis y los SVM.1,4-6
En el caso de los SVM, se sabe que durante la menopausia menos estrógenos actúan sobre los receptores de estrógeno de las neuronas KNDy (kisspeptina, neuroquinina y dinorfina). Estas neuronas están localizadas en el centro termorregulador del hipotálamo. La reducción de los estrógenos altera la actividad de las neuronas KNDy y esto es una de las causas de los SVM.4,6
Los SVM son síntomas fisiológicos asociados a la menopausia.3
En el centro termorregulador del hipotálamo:
Los estudios han mostrado que la frecuencia y gravedad de los SVM podrían usarse como un indicador de enfermedades crónicas en el futuro, como deterioro cognitivo, enfermedad cardiovascular y osteoporosis.10
Aunque la terapia hormonal (TH) ha sido durante mucho tiempo el tratamiento estándar, los niveles bajos de estrógenos no son la única causa de los SVM.4,5
Los tratamientos actuales para los sofocos y sudoración nocturna incluyen la TH y productos sin receta médica como suplementos o fitoterapia. Estas opciones muestran diferentes niveles de eficacia y seguridad.2
También hay fármacos como los ISRS y los IRSN que se usan para el control de los SVM, aunque no tengan la indicación autorizada.11 Según los datos de un estudio de las percepciones de los SVM moderados-graves asociados a la menopausia en pacientes y clínicos en España, el 59 % de los clínicos estaba muy o completamente satisfecho con la TH, mientras que solo el 19 % lo estaba con los ISRS. Pacientes y especialistas indicaron un nivel de satisfacción <38 % en el control de los SVM. Así, el alivio de los SVM destacó como área de mejora del tratamiento, tanto con TH como con los ISRS*, indicando una clara necesidad de más opciones terapéuticas.12
Hay una nueva clase de fármacos de tipo no hormonal para el tratamiento de los SVM que se dirige directamente al mecanismo neuronal subyacente a los SVM, los antagonistas selectivos del receptor de neuroquinina (RNK3). La FDA ya ha aprobado el primer antagonista del RNK3 (fezolinetant) y hay otros en fase de investigación clínica como elinzanetant.13
*Los ISRS no tienen indicación para el tratamiento de los SVM en España.
ISRN: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina/noradrenalina; ISRS: inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina.
Hasta el 80 % de las mujeres sufren SVM durante la transición a la menopausia.3 Los SVM duran una mediana de 7,4 años,14 y las mujeres que viven con SVM reportan un impacto negativo sobre el sueño (82 %), humor (69 %), concentración (69 %), energía (63 %), actividad sexual (41 %), trabajo (46 %), actividades sociales (44 %) y actividades de ocio (48 %).15
Los resultados de un estudio de las percepciones de los SVM moderados-graves asociados a la menopausia en mujeres españolas reveló:12
Working Productivity and Activity Impairment-Specific Health Problems (WPAI:SHP)
Menopause Specific Quality of Life Questionnaire (MENQOL)
Asimismo, los datos de un estudio paneuropeo indican que, según el WPAI, los SVM tienen mayor impacto en las actividades diarias (por ejemplo, trabajo en la casa, compras, cuidado de los niños, hacer ejercicio y/o estudiar) que en las actividades laborales.16
No todas las mujeres consideran los SVM como una condición médica preocupante para consultarlo con su médico, por lo que muchas no están diagnosticadas ni tratadas.17,18
La proporción de mujeres españolas posmenopáusicas que contactaron a un profesional de salud en los últimos 12 meses para hablar sobre sofocos/sudoración nocturna fue del 58 %.16
Así mismo, según una encuesta que incluyó a mujeres españolas perimenopáusicas o posmenopáusicas con edades comprendidas entre los 40 y los 70 años, de las mujeres que informaron tener síntomas de menopausia (n = 923), el 84,8 % (n = 782) no estaba recibiendo tratamiento.19
Tener un dialogo productivo es crucial para ayudar a las mujeres con SVM. Los estudios muestran que las mujeres quieren tener conversaciones abiertas y honestas con su médico sobre los síntomas de la menopausia y las opciones de tratamiento.17
Referencias: